
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en un cliente crucial para las marcas en la era digital. A medida que más personas confían en sistemas de IA para recomendaciones de productos y servicios, las empresas deben adaptarse a las nuevas dinámicas de este entorno. Un ejemplo ilustrativo es el de una empresa de preparación de comidas cuyas promociones fueron interpretadas por una IA como complicadas, lo que afectó negativamente su reputación en este nuevo canal de recomendaciones.
Ya no basta con ser visible; los datos de IA están redefiniendo cómo las marcas son percibidas. Herramientas avanzadas como el Share of Model permiten a las empresas evaluar cómo diversas IA consideran su imagen. Esta evaluación puede influir en decisiones de marketing, como rediseñar campañas publicitarias o modificar mensajes clave para alinearse mejor con las percepciones de los modelos de IA. A pesar de que todavía existen desafíos en la manipulación y la comprensión de estas percepciones, los resultados preliminares son prometedores.
No obstante, el uso de IA para recomendaciones también enfrenta problemas como sesgos inherentes en los modelos, que pueden favorecer marcas globales sobre locales. Esto debe ser tomado en cuenta por las empresas que buscan utilizar IA como una herramienta de marketing. En este contexto, la consistencia de la marca se vuelve más importante que nunca, ya que las disparidades en cómo se presenta una marca pueden complicar las recomendaciones de IA. Sin duda, las marcas deben considerar la IA no solo como una herramienta, sino como un nuevo público al que deben dirigirse estratégicamente.
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