
Segovia se ha posicionado como un destino turístico popular para vuelos en globo, atrayendo a cerca de 13,000 viajeros al año para disfrutar de sus impresionantes paisajes aéreos. Sin embargo, este crecimiento ha despertado la preocupación de los ganaderos locales, quienes denuncian que los globos causan estrés en sus animales y que los pilotos aterrizan sin permiso en sus tierras. La situación ha llevado a un conflicto entre dos sectores fundamentales de la economía segoviana: el turismo y la ganadería.
Los ganaderos argumentan que los vuelos bajos de los globos provocan estampidas y estrés entre el ganado, afectando su bienestar. A pesar de las quejas, los operadores turísticos defienden que su actividad es segura y que las denuncias provienen de una minoría de ganaderos problemáticos. La insistencia en que no han observado evidencias de daños contrasta con las preocupaciones expresadas por los ganaderos, lo que ha desembocado en un debate público sobre la convivencia de ambas actividades en la provincia.
Ante esta situación, la Unión de Campesinos de Segovia ha propuesto la reactivación de un acuerdo que se alcanzó en 2018, que estableció zonas de exclusión para los vuelos en áreas críticas para la cría de ganado. A pesar de la resistencia de algunos operadores a limitar sus rutas, se considera que es viable encontrar un equilibrio entre el turismo en globo y la protección del ganado, asegurando que ambas actividades puedan coexistir sin conflictos.