
En Ecuador, la regeneración de suelos ha cobrado importancia en los últimos años, especialmente en agricultura y ganadería. Expertos señalan que este movimiento busca romper con la dependencia de fertilizantes químicos, promoviendo el uso de microorganismos nativos para revitalizar el suelo. Fabián Jaramillo, ingeniero agropecuario, enfatiza la necesidad de rescatarlos para restaurar el equilibrio ecológico perdido y garantizar una producción sostenible.
La propuesta incluye la creación de biofábricas comunitarias y plantas de compostaje que permitan a las comunidades producir sus propios bioinsumos. Freddy Olmedo, arquitecto y consultor, argumenta que estas iniciativas no solo reducirían costos, sino que también ayudarían a gestionar mejor los residuos orgánicos. A pesar de dificultades como falta de consenso entre gobiernos y limitaciones financieras, expertos destacan que el modelo puede ser replicable en todo el país.
Para implementar estas biotecnologías, es crucial formar capacidades locales y establecer redes de gestión comunitaria. Este enfoque tiene el potencial de generar empleos, empoderar a las comunidades agrícolas y asegurar insumos adaptados al contexto ecuatoriano. Los agricultores podrían beneficiarse de un sistema más sostenible y resiliente, enfrentando desafíos agrícolas como plagas y enfermedades sin depender de insumos químicos externos.