
Un alto funcionario del Departamento de Estado de EE.UU. ha iniciado una iniciativa sorprendente para recolectar todas las comunicaciones relacionadas con críticos de Donald Trump y figuras del ámbito conservador. Este esfuerzo, liderado por Darren Beattie, busca una amplia gama de registros que incluyen comunicaciones con periodistas y organizaciones, arrojando luz sobre un probable intento de censura a voces disidentes. El objetivo de Beattie es realizar una especie de ‘filtración’ de documentos internos, similar a los ‘Twitter Files’, para ‘reconstruir la confianza con el público estadounidense’.
El documento requisado incluye nombres destacados como el periodista Anne Applebaum y otros críticos de Trump, además de una lista extensa de términos relacionados con la desinformación, lo que ha hecho que muchos vean estas acciones como una ‘caza de brujas’. Este enfoque genera serias preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de las personas y organizaciones involucradas. Los mismos empleados del Departamento han compartido su inquietud, señalando que esta recolección de datos es inusualmente amplia y podría ser utilizada para represalias.
A semanas de que Beattie realizara sus solicitudes, el Departamento de Estado cerró la oficina R/FIMI, que lideraba el seguimiento de campañas de desinformación extranjeras. Las acciones de Beattie han suscitado temores sobre cómo se gestionarán los documentos, ya que podrían distorsionarse para crear narrativas específicas. Los críticos advierten que esta ‘mala utilización de la transparencia’ podría tener un efecto paralizante sobre la investigación y la prensa, impactando negativamente la discusión pública sobre temas clave como la desinformación y la censura.