Los amplios aranceles impuestos por la administración Trump generan controversia sobre su efectividad para revitalizar la manufactura en EE.UU. A pesar de la esperanza de algunos en que esta estrategia lleve a una ‘edad dorada’ de la industria estadounidense, expertos advierten que los aranceles podrían obstaculizar el crecimiento económico y disuadir inversiones estratégicas necesarias para el progreso tecnológico.
La construcción de fábricas y cadenas de suministro requiere años de inversión constante, y los aranceles no solo elevan los costos de los insumos, sino que también generan incertidumbre entre los inversores. Sin una política industrial clara y coherente, se corre el riesgo de congelar nuevas inversiones e innovaciones, afectando gravemente el panorama manufacturero del país durante un periodo en el que ya se había comenzado a sentar las bases de un resurgimiento en este sector.
A medida que el panorama tecnológico evoluciona, la capacidad de EE.UU. para competir a nivel global depende de su habilidad para reactivar la manufactura y adaptarse a nuevas tecnologías. Aunque se sugiere que aranceles limitados podrían ser beneficiosos en áreas estratégicas, la falta de comprensión sobre cadenas de suministro y comercio global por parte de la administración actual plantea un serio riesgo para el futuro de la manufactura en el país.
