Los aranceles amplios propuestos por la administración actual están generando preocupación respecto a su impacto en el renacimiento de la manufactura en EE.UU. Mientras algunos esperan que estos aranceles promuevan una ‘edad dorada’ en la industria americana, la realidad sugiere que podrían obstaculizar los avances necesarios para el futuro. Expertos advierten que estos aranceles aumentan costos y generan incertidumbre en la inversión, lo que podría ser perjudicial para el crecimiento esperado en el sector manufacturero que comenzó a despegar tras la pandemia de COVID-19.
El auge en la construcción de nuevas fábricas para tecnologías críticas, como baterías y semiconductores, se daba justo antes de este impacto negativo de los aranceles. A pesar de la falta de crecimiento de empleos seguros en el sector, es fundamental entender que la manufactura tiene un papel crucial en la evolución de nuevas tecnologías. Sin una infraestructura robusta, la capacidad de EE.UU. para competir en sectores emergentes se vería gravemente comprometida, limitando la creación de productos innovadores.
En el fondo, la estrategia de aranceles presenta un dilema: aunque podría haber un uso limitado y estratégico para proteger ciertas industrias, su aplicación generalizada parece un retroceso que podría socavar la reindustrialización aún en sus inicios. Es esencial que las políticas futuras se centren en el entendimiento de las cadenas de suministro y en cómo estas pueden optimizarse para aumentar la competitividad en lugar de inhibir el crecimiento en sectores clave para el futuro económico del país.
