Maye Musk, la madre del conocido empresario Elon Musk, ha resurgido como una prominente figura en la moda y la conferenciante internacional. Su carrera comenzó cuando decidió modelar para sustentar a sus tres hijos, y en los últimos años, su visibilidad ha crecido exponencialmente. A sus 76 años, ha participado en numerosos eventos en el extranjero, específicamente en China y los Emiratos Árabes Unidos, lo que ha despertado interés mediático y sospechas sobre sus vínculos con la política estadounidense.
En este contexto, su creciente popularidad también ha coincidido con la influencia de su hijo en la administración de Donald Trump, generando debates sobre posibles conflictos de interés. Maye ha viajado a múltiples países, asistiendo a foros y conferencias en donde se discuten temas políticos relevantes. Recientemente, sus apariciones en China han sido objeto de atención debido a su coincidente interacción con intereses comerciales y políticas exteriores que impactan a Estados Unidos.
A pesar de que no hay evidencia firme de que Maye esté intentando influir directamente en la política estadounidense, su conexión con su hijo y su participación en eventos políticos internacionales han suscitado preocupaciones éticas. Expertos han expresado su inquietud sobre el efecto que sus viajes podrían tener, especialmente en un clima político tenso donde los lazos familiares pueden presentar grados de separación complicados en términos de influencia.
