Los amplios aranceles impuestos por la administración Trump han generado un caos geopolítico y financiero, dejando en el aire el futuro de la manufactura en Estados Unidos. A pesar de las esperanzas de muchos, que creen que estas medidas pueden traer una ‘edad dorada’ a la industria estadounidense, la realidad revela que estas tarifas son una herramienta poco efectiva para revitalizar sectores críticos.
Expertos como Elisabeth Reynolds, de MIT, y Willy Shih, de Harvard, advierten que los aranceles aumentan los costos de producción y bloquean la inversión necesaria para el desarrollo de nuevas tecnologías. La incertidumbre creada por cambios constantes en la política tarifaria ahoga cualquier plan de expansión, generando desconfianza entre los fabricantes y una caída en nuevos pedidos y contrataciones.
A pesar de una reciente recuperación en la manufactura tras la pandemia, provocada por un aumento en la construcción de fábricas y un nuevo enfoque hacia la autosuficiencia tecnológica, los aranceles podrían revertir este progreso. La capacidad de crear productos innovadores en biomedicina, energía y tecnología depende de tener una fuerte base manufacturera en el país, y políticas mal diseñadas podrían obstaculizar un futuro prometedor.
