Un nuevo documento del Departamento de Estado de EE. UU. ha puesto en evidencia una extensa búsqueda de comunicaciones internas relacionadas con figuras criticadas por la política conservadora. El texto, que fue compartido entre empleados del Departamento, revela que un alto funcionario, designado por Trump, busca recopilar información que podría poner en riesgo la privacidad de numerosos críticos del expresidente, así como de figuras destacadas en la lucha contra la desinformación.
La solicitud incluye un amplio rango de nombres, desde periodistas y exfuncionarios hasta organizaciones notables que analizan la desinformación. Entre los mencionados se encuentran críticos de Trump, como Bill Kristol, y figuras relacionadas con enfoques de desinformación, lo que ha llevado a muchos a considerar que este esfuerzo se asemeja más a una caza de brujas que a una búsqueda legítima de transparencia. Críticos han expresado alarma por cómo esto podría ser utilizado para represalias en un entorno donde la libertad de expresión se ve fundamentalmente amenazada.
La inminente clausura de la oficina que estaba encargada de contrarrestar la desinformación, R/FIMI, coincide con estos esfuerzos y ha exacerbado las preocupaciones sobre la libertad de prensa y la posible manipulación de la información por parte de funcionarios. La reacción del personal del Departamento de Estado sugiere que esta serie de acciones podría tener un efecto paralizante en las discusiones sobre desinformación en el futuro, lo que plantea interrogantes sobre el equilibrio entre la seguridad y la libertad individual en la era digital.
