
Sarah Jessica Parker, famosa por su papel como Carrie Bradshaw en Sex and the City, expresó su preocupación de que su personaje resultara ser demasiado similar a Ferris Bueller. Esta revelación se abordó recientemente en un podcast, donde se discutieron las decisiones estéticas durante los primeros episodios de la serie. En particular, Parker molesta por tener que romper la cuarta pared y hablar directamente a la cámara, una técnica poco convencional para un actor.
Durante este intercambio entre Parker y los creadores, surgió la inquietud sobre cómo estas elecciones estilísticas impactaban su actuación y cómo se percibía a Carrie. La actriz era muy clara en su deseo de minimizar esos momentos de contacto directo con la audiencia, sintiendo que no solo era extraño sino que no se alineaba con su interpretación del personaje. Aunque el personaje de Ferris, interpretado por su esposo Matthew Broderick, popularizó este recurso, Parker se mostraba preocupada por no poder alcanzar ese mismo nivel de calidad.
A pesar de esas preocupaciones, las críticas afirman que Parker logró capturar la esencia de Carrie de manera única. El amor que siente por el personaje la llevó a luchar por decisiones creativas que honrarían su representación. La discusión sobre estos temas muestra cómo las preocupaciones personales de los actores pueden tener un impacto significativo en el desarrollo de personajes icónicos en televisión.