
Ozzy Osbourne, el icónico rockero conocido como el Príncipe de las Tinieblas, falleció el 22 de julio. A lo largo de su vida, Osbourne había expresado su deseo de que su funeral fuera una celebración de su vida, lejos de la tristeza y el lamento. En 2011, compartió en una columna su opinión sobre la planificación de su propio funeral, afirmando que era un acto considerado para su familia, quitándoles la presión de hacerlo en un momento tan difícil.
Osbourne explicó que no le importaban las canciones que se tocaran, siempre que el evento reflejara la alegría que él había vivido. De hecho, sugirió que podría haber sorpresas y bromas, como sonidos inesperados desde el ataúd o un video humorístico. Su idea central era que el funeral no fuera un ‘mope-fest’, sino una ocasión para recordar los buenos momentos y decir ‘gracias’ por la vida plena que había llevado.
Poco antes de su fallecimiento, Ozzy se presentó en un concierto que había sido promocionado como su última actuación. A pesar de sus problemas de salud, incluyendo la enfermedad de Parkinson y la enfisema, su legado musical perdurará. Amigos, familiares y fanáticos continúan rindiendo homenaje a su vida y contribuciones al mundo de la música, asegurando que su espíritu seguirá vivo a través de su arte.