Judd Apatow reveló en un podcast que el estudio quería que Paul Rudd perdiera peso mientras grababan Anchorman. A pesar de la invitación a adelgazarse, Apatow defendió la apariencia de Rudd y expresó su preferencia por un ‘Chunky Paul’. Su visión era que el actor debía lucir auténtico y divertido en su papel como Brian Fantana.
Durante la producción, la preocupación del estudio aumentó notablemente, y rápidamente exigieron cambio. Apatow recordó cómo le mencionaron: ‘¿Qué pasó con Paul?’. Sin embargo, el director afirmó que era imposible alterar el peso de Rudd en medio de las grabaciones, enfatizando que él estaba comprometido con el guion y su personaje, incluso perdiéndose en su actuación.
A pesar de la presión de los ejecutivos, Apatow mantuvo su visión y Rudd continuó interpretando a Fantana sin hacer cambios drásticos en su peso. Este hecho resalta la lucha constante en la industria del cine entre la autenticidad de los actores y las expectativas físicas impuestas por los estudios, algo que sigue siendo relevante hoy en día.
