En el reciente episodio de Outlander: Blood of My Blood, Julia Moriston, interpretada por Hermione Corfield, se encuentra en una situación extremadamente delicada. Atrapada en la casa de Lord Lovat en el siglo XVIII, Julia siente la presión de su embarazo y enfrenta una decisión desgarradora. La sirvienta Davina sospecha de su estado y le ofrece un brebaje que puede inducir un aborto, una opción que Julia rechaza debido a su deseo de proteger a su hijo. A medida que la trama avanza, la desesperación de Julia se intensifica, llevándola a buscar una forma de asegurar la vida de su bebé en un entorno hostil hacia las mujeres.
A medida que se desarrolla la trama, Julia se da cuenta de que solo tiene una opción viable, y es a través de una peligrosa estrategia que la coloca en una posición vulnerable. En un acto de desesperación, decide acercarse a Lord Lovat y ofrecerle su cuerpo para intentar convencerlo de que el niño es suyo, una decisión que, aunque pueda parecer una elección proactiva, es en realidad un reflejo de su falta de opciones en una era donde los derechos de las mujeres eran prácticamente inexistentes. Julia se encuentra en una ‘prisión’ creada por las normas opresivas de su tiempo, y su única esperanza para la supervivencia de su bebé se encuentra en este oscuro pacto.
Hermione Corfield, que da vida a Julia, ha compartido su interpretación de este difícil momento, afirmando que, aunque Julia toma la decisión de acercarse a Lord Lovat, también es un acto de violencia sexual debido a las circunstancias desesperadas en las que se encuentra. A medida que la trama avanza, el futuro de Julia y su hijo penden de un hilo, y la historia plantea interrogantes sobre la naturaleza de las decisiones que se toman bajo presión extrema. Julia espera reunirse con Henry, su amor, en el futuro, dejando abierta la incógnita de cómo él reaccionará a este sombrío capítulo de su vida.
