
A pesar de un reciente acuerdo entre el Gobierno de Ecuador y parte de la dirigencia indígena para poner fin a un paro en la provincia de Imbabura, las calles aún permanecen bloqueadas. Los bloqueos se reportan en carreteras clave, afectando la movilidad en localidades como Otavalo, Cotacachi, Ibarra y Zuleta. Las autoridades indican que el tráfico se espera normalizar progresivamente, pero la situación actual presenta un desafío significativo para los residentes y comerciantes de la zona.
El acuerdo, logrado tras una reunión de más de cuatro horas, no fue aceptado unánimemente por la comunidad indígena. Algunos sectores expresaron su descontento, acusando a sus líderes de traición. Las tensiones se han intensificado, culminando en incidentes violentos y manifestaciones en otras ciudades como Quito, Guayaquil y Cuenca, donde los ciudadanos también han salido a protestar en contra de la eliminación del subsidio al diésel, una medida que afecta gravemente a transportistas y agricultores.
Mientras el Gobierno planea abrir las vías de forma progresiva, el malestar social sigue latente. Los líderes indígenas exigen mejores condiciones de vida y justicia en sus demandas. La situación podría volverse aún más volátil si las divisiones internas dentro del movimiento indígena no se resuelven. Observadores están atentos a cómo se desarrollarán las protestas y la respuesta del gobierno en un ambiente de creciente tensión social.