
La Asamblea Nacional de Ecuador está considerando un proyecto de ley que permitiría a los adultos cultivar hasta 30 plantas de cannabis en sus hogares. Este cambio ha desatado un intenso debate sobre las implicaciones que esta regulación podría tener en el país, tanto desde el punto de vista del uso personal como de la posible creación de un mercado informal. Expertos y activistas han manifestado la necesidad de establecer controles claros para evitar que la producción excedente termine en manos equivocadas.
Los cálculos muestran que, con un rendimiento promedio de 200 a 500 gramos por planta, un hogar podría generar entre 6 y 15 kilogramos de cannabis por cultivo. Esto contrasta notablemente con el consumo promedio en Ecuador, que rara vez supera los 10 a 20 gramos mensuales. Activistas han señalado que sin mecanismos de control rigurosos, este autocultivo podría propiciar la proliferación del mercado negro, dificultando la implementación efectiva de la ley.
La propuesta de ley, impulsada por organizaciones sociales, busca crear un Instituto Nacional de Regulación del Cannabis que defina los lineamientos para el autocultivo y asegure que no se convierta en un problema social. La situación es un reflejo del debate más amplio sobre la regulación de sustancias en la región, donde Ecuador adoptaría un enfoque más permisivo en comparación con países vecinos como Uruguay. Este proyecto, actualmente en tramitación, podría marcar un cambio significativo en la política de drogas en el país.