
En una sorprendente decisión, el actor Mel Gibson ha recibido la aprobación del Departamento de Justicia de EE.UU. para restaurar sus derechos de posesión de armas. Este cambio es notable, considerando que en 2011 Gibson había sido condenado por un cargo de violencia doméstica, lo que había llevado a la negación de su solicitud para adquirir armas. Este caso ha generado un intenso debate sobre la seguridad pública, dado el historial de Gibson y las implicaciones que conlleva dar armas a personas con antecedentes de violencia.
La restauración de los derechos de Gibson se produce en un contexto en el que la controversia rodea tanto su persona como la decisión del Departamento de Justicia. A pesar de la oposición de ex funcionarios del departamento, que expresaron preocupaciones sobre la seguridad, la aprobación ha sido confirmada por la Fiscal General. Gibson, quien ha sido una figura polarizante en Hollywood, también ha sido nombrado embajador por el expresidente Trump, lo que ha llevado a más especulaciones sobre su influencia en la industria.
Mientras Gibson expresa su sorpresa y disposición ante su nuevo rol de embajador en Hollywood, la discusión sobre su capacidad para poseer armas resalta las tensiones entre la libertad de acceso a armas y la necesidad de proteger a la comunidad de personas con historial violento. Aunque él no cumplió prisión, su caso se queda en la memoria colectiva como un recordatorio de los riesgos que corren al otorgar derechos armados a individuos con antecedentes de violencia.