Los astronautas de la NASA Butch Wilmore y Suni Williams pasaron 286 días en la Estación Espacial Internacional, una experiencia que les ha cambiado radicalmente. Lo que inicialmente era una misión breve se extendió, llevando a estos valientes exploradores a enfrentar los efectos adversos de la microgravedad. Durante su estancia, sus cuerpos sufrieron severas pérdidas de densidad ósea y muscular, lo que puede observarse en su apariencia al regresar a la Tierra.
En el espacio, los músculos y huesos de los astronautas no tienen que soportar el peso del cuerpo, lo que provoca atrofia y debilitamiento de los tejidos. A pesar de seguir rigurosas rutinas de ejercicios en la ISS, como correr y levantar pesas, la pérdida de hasta un 10% de la masa ósea es una realidad. Estos cambios son tan drásticos que los astronautas a menudo experimentan dificultades para caminar al volver a la gravedad terrestre, como si fueran significativamente mayores.
Además de los efectos físicos, las implicaciones psicológicas también son considerables. El aislamiento y la incertidumbre de extender la misión a causa de problemas técnicos pueden llevar a niveles altos de estrés. A pesar de estas dificultades, la mayoría de los efectos son temporales, y los astronautas experimentan una recuperación notable en poco tiempo, volviendo a su vida terrestre con historias asombrosas que contar sobre su aventura en el espacio.
