Recientemente, se ha revelado que un alto funcionario del Departamento de Estado de EE. UU. está llevando a cabo un oscuro esfuerzo para recopilar comunicaciones internas sobre una lista de críticos de Trump y figuras prominentes del ámbito conservador. Este movimiento ha llevado a preocupaciones sobre una posible caza de brujas dentro de la administración, poniendo en riesgo la privacidad y seguridad de muchas personas que han sido blanco de ataques políticos en el pasado.
El documento se centra en obtener registros de comunicaciones de empleados del Departamento de Estado que relacionadas con individuos y organizaciones implicados en la lucha contra la desinformación. Con palabras clave como ‘Black Lives Matter’ y ‘q-anon’, el alcance de la solicitud ha sido considerado por muchos como excesivo y como una estrategia para silenciar a quienes critican a la administración actual. Muchos en el Departamento se sorprendieron ante la naturaleza de esta recopilación y le temen a sus posibles repercusiones.
Tras el cierre del Centro de Manipulación y Interferencia de Información Extranjera, este esfuerzo se ha intensificado, planteando preguntas sobre la transparencia y el control de la información en el gobierno. Los críticos afirman que esta recopilación de datos no está destinada a la transparencia, sino a la creación de un ‘listado de enemigos’ político. Este asunto podría tener un efecto escalofriante sobre los investigadores de la desinformación y la libertad de prensa, lo que preocupa a muchos defensores de los derechos civiles.
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