
En Barcelona, un autobús ha estado funcionando durante cinco años con un combustible sorprendente: biometano producido a partir de lodos de aguas residuales. Este innovador proyecto, conocido como Nimbus, es resultado de una colaboración entre Transportes Metropolitanos de Barcelona y la Universidad Autónoma de Barcelona. Gracias a este enfoque de economía circular, el biometano generado emite un 80% menos de dióxido de carbono en comparación con el gas natural convencional, convirtiéndose en una opción sostenible para el transporte público en la ciudad.
La planta que produce este biometano procesa diariamente hasta 400.000 metros cúbicos de aguas residuales. De este proceso, el 95% del agua se utiliza para fines agrícolas y urbanos. A través de una técnica de refinamiento del biogás inicial, se logra convertir el 65% de metano y 35% de dióxido de carbono en un combustible de alta pureza, que puede ser utilizado en vehículos de gas natural sin necesidad de modificaciones.
Tras el éxito del proyecto Nimbus, que ha demostrado su efectividad, se planea expandir la producción a gran escala, con el objetivo de alimentar más autobuses. Con un presupuesto sustancial y la intención de seguir innovando, Barcelona se posiciona como líder en la búsqueda de alternativas sostenibles a los combustibles fósiles, mientras se enfrenta al desafío de la transición hacia un transporte más ecológico.