Tesla, líder en movilidad eléctrica, enfrenta una crisis debido a la creciente politización de su CEO, Elon Musk. Su incursión en la política ha asustado a muchos inversores, quienes ahora ven la situación de la compañía como delicada. Con ventas en declive y una reputación en picada, los problemas de Musk están estrechamente ligados a los de Tesla, lo que genera preocupación en Wall Street.
Antes de la política, Tesla se consideraba una de las compañías tecnológicas más prometedoras y se posicionaba en el mismo nivel que gigantes como Apple y Microsoft. Elon Musk disfrutaba de una fortuna en aumento, pero su apoyo público a figuras políticas ha dividido a los inversores, afectando directamente a la percepción de la marca. Los ingresos de Tesla han sufrido un descenso significativo, con una caída en las acciones y el beneficio neto que se desplomó un 71%.
A medida que la popularidad de Musk disminuye, también se ven afectados los resultados de la empresa. Una encuesta reciente reveló que una gran parte del público tiene una opinión negativa tanto de Musk como de Tesla. Musk ha prometido dedicar más tiempo a liderar la compañía, en un intento por recuperar la confianza de inversores y clientes antes de que sea demasiado tarde. La relación entre Tesla y Musk sigue siendo un tema de debate intenso en el sector.
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