Kim Davis, la ex funcionaria del condado de Kentucky, vuelve a ser el centro de atención al solicitar al Tribunal Supremo que revoque la histórica decisión de Obergefell v. Hodges que legalizó el matrimonio entre personas del mismo sexo en 2015. Esta petición ha generado una serie de reacciones, especialmente después de los fuertes comentarios de Sam Greisman, hijo de la famosa actriz Sally Field, quien criticó a Davis con lenguaje hostil en redes sociales. Aunque la provocación de Greisman pudo haber sido intensa, la respuesta oficial del representante de Davis se mantuvo firme, afirmando que el comentario de Greisman no merece respuesta y reafirmando la intención de Davis de revertir la legislación actual.
Desde su encarcelamiento por negarse a emitir licencias de matrimonio a parejas del mismo sexo, Davis ha continuado abogando por su causa, defendiendo que su petición al Tribunal Supremo está fundamentada en la Primera Enmienda y argumentando que la decisión de Obergefell fue errónea. En su comunicado, Davis ha sostenido que otros jueces en casos recientes han desafiado el concepto de ‘debido proceso sustantivo’, lo que le da esperanza en su lucha para que el tema del matrimonio regrese a la competencia de los estados. Su fiel grupo de apoyo, liderado por el abogado Mathew D. Staver, sigue creyendo que este podría ser el caso que logre el cambio deseado.
La controversia también ha reavivado el debate sobre la postura de figuras públicas como Sally Field y su respaldo a los derechos LGBTQ+. Field ha expresado su amor y orgullo por su hijo Sam en repetidas ocasiones, contrastando la visión de Davis con la defensa activa del respeto y los derechos del colectivo LGBTQ+. A medida que el clima social cambia y las discusiones sobre derechos humanos se intensifican, la historia de Kim Davis continúa revelando las divisiones en la percepción pública sobre el matrimonio y los derechos individuales en Estados Unidos.
