Las interfaces cerebro-computadora (BCI) están en la cúspide de una revolución tecnológica que promete cambiar la vida de millones. Empresas como Neuralink, Synchron y Neuracle están extendiendo sus ensayos clínicos, buscando llevar la realidad de estos dispositivos a un nivel práctico. Con más de 25 ensayos clínicos en marcha, el campo de los BCIs ha ganado un lugar destacado en las innovaciones tecnológicas, superando incluso a otras tecnologías emergentes como los monitores continuos de glucosa y los deepfakes hiperrealistas.
Estos dispositivos permiten a las personas parálisis enviar comandos a computadoras simplemente imaginando movimientos, lo cual abre un mundo de posibilidades para quienes no pueden interactuar con tecnología convencional. Sin embargo, a pesar de los avances, la mayoría de la población aún no tiene acceso a estos dispositivos. Las iniciativas recientes de empresas están enfocadas en encontrar soluciones escalables, como el ‘stentrode’ de Synchron, que ofrece funciones básicas pero efectivas sin necesidad de cirugía cerebral.
El panorama a futuro para las BCIs es prometedor, con un ánimo de innovación que busca superar desafíos técnicos y llevar estos dispositivos al mercado en los próximos años. Expertos creen que, en un periodo de cinco a diez años, estas tecnologías no solo serán una demostración de lo que es posible, sino productos que realmente mejoren la calidad de vida de muchos. La pregunta ahora es: ¿podrán estas interfaces trascender su fase experimental y convertirse en una herramienta accesible para quienes más lo necesitan?
