
En Japón, la emblemática presencia de los buzones blancos conocidos como shiroposuto, diseñados para que los adultos deshicieran discretamente de revistas y DVD con contenido para adultos, está desapareciendo. Introducidos en la década de 1960, estos buzones han sido parte del paisaje urbano, permitiendo a los consumidores de pornografía deshacerse de material sin temor a exposición pública, especialmente para proteger a los niños que transitan por las calles. Sin embargo, su uso ha ido en declive debido a la transformación en la manera en que las personas consumen contenido erótico, que ahora se realiza mayormente en línea.
La iniciativa de instalar estos buzones fue impulsada por madres preocupadas por la moral de sus hijos, quienes no querían que encontraran revistas inapropiadas. A pesar de haber sido efectivos por décadas en su propósito de mantener el contenido obsceno fuera de la vista pública, en la actualidad, muchos de estos buzones están siendo retirados o no se están reparando. El cambio en los hábitos de consumo ha llevado a una notable disminución en la necesidad de tales recursos físicos, lo que ha provocado que las autoridades contemplen su relevancia en un mundo dominado por lo digital.
No obstante, algunos buzones aún se mantienen activos, aunque su número es cada vez menor. En lugares como Fukui, se han instalado nuevos buzones a pesar de la tendencia a su cierre en otras ciudades. El trabajo de recolectar el contenido de estos buzones, realizado por figuras como Kazuhide Inoue, sigue siendo una tarea relevante para controlar la moralidad pública. Pese a los desafíos, la historia de los shiroposuto es un reflejo de cómo la sociedad japonesa ha evolucionado en sus actitudes hacia la pornografía y el acceso a contenido para adultos.