Ecuador se prepara para un nuevo período de estiaje, lo que ha llevado a expertos a cuestionar la estabilidad del sistema eléctrico del país. Aunque el Gobierno asegura que el sistema está fortalecido, los especialistas advierten que la crisis eléctrica aún persiste. La dependencia de energía importada y las condiciones climáticas adversas podrían incrementar el riesgo de apagones, a pesar de que los embalses cuentan con más agua debido a las lluvias recientes.
Los analistas destacan que, aunque los caudales actuales son favorables, el país sigue enfrentando desafíos estructurales. Ecuador depende en gran medida de la hidroelectricidad, que representa un 86% de su generación eléctrica. Este modelo es vulnerable a factores externos, y la crisis se agrava con problemas como el robo de energía. Además, la infraestructura de plantas hidroeléctricas como Coca Codo Sinclair sigue comprometida, limitando su capacidad de producción.
El Gobierno ha anunciado la adición de nuevos megavatios, pero los expertos han expresado dudas sobre la viabilidad de estas promesas. Mientras el país busca diversificar su matriz energética, existe una oportunidad para aprovechar fuentes renovables, como la energía solar y geotérmica. La implementación de estas opciones podría mitigar la crisis y ayudar a Ecuador a reducir su dependencia de combustibles fósiles y energías importadas.
