
Drew Barrymore, en un episodio reciente de su programa, reflexionó sobre su infancia y cómo siempre sintió celos de los niños que podían llamar a sus padres en la escuela. Recordó cómo deseaba tener la oportunidad de pedir ayuda a su madre o padre cuando se sentía mal, algo que era un lujo para ella debido a su situación familiar. La falta de una crianza tradicional marcó profundamente su desarrollo personal y emocional.
Junto a Moon Zappa, Drew compartió experiencias similares de una crianza no convencional, donde ambos anhelaban momentos simples y cotidianos que contribuyen a una infancia normal. Barrymore enfatizó su deseo de ser una madre presente y estructurada para sus propias hijas, Frankie y Olive, en contraste con su propia crianza sin límites claros. Sin embargo, admitió que esto no siempre ha sido fácil para ella.
A lo largo de los años, Drew ha sido muy abierta sobre sus luchas con la falta de estructura en su vida. Antes de su emancipación a los 14 años, vivió con varias familias y participó en actividades que a su edad eran propias de adultos. Su historia está marcada por la búsqueda de estabilidad familiar, lo que la llevó a adoptar un enfoque cuidadoso y considerado en su papel como madre.