Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC) ha decidido invertir 100,000 millones de dólares en la construcción de cinco nuevas plantas de producción de semiconductores en Estados Unidos. Esta inversión es parte de un esfuerzo por establecer una sólida infraestructura de producción fuera de Taiwán y así reducir dependencia de chips fabricados en el extranjero, especialmente dado el contexto de posibles aranceles impuestos por el gobierno estadounidense.
Con esta inversión, TSMC busca no solo esquivar los aranceles, que podrían ser de hasta un 100% en algunos casos, sino también reforzar su presencia en el mercado estadounidense. La compañía ya está en proceso de construir tres fábricas de vanguardia en Arizona, que representan una parte significativa de la estrategia de expansión. Se espera que la nueva red de fábricas genere unos 40,000 empleos en la región, apoyando tanto la economía local como el ecosistema tecnológico del país.
Este movimiento beneficia tanto al gobierno estadounidense como a TSMC. Por un lado, Washington cumple con su objetivo de disminuir la dependencia de chips extranjeros y aumentar la producción local, mientras que TSMC se protege ante posibles tensiones geopolíticas en Asia. Así, ambos actores encuentran un ventaja mutua en medio de un clima económico desafiante, asegurando el futuro de la producción de semiconductores y el empleo en la industria tecnológica.
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