Danny Boyle, director de Slumdog Millionaire, señala que no podría abordar la película en la actualidad debido a la preocupación por la apropiación cultural. A pesar de su éxito rotundo y los premios de la película en 2008, Boyle reflexiona sobre el contexto cultural y su impacto en el mundo. Se expresa sobre la necesidad de reconocer el ‘equipaje cultural’ que los cineastas llevan consigo al contar historias que no les pertenecen.
El director reconoce que, aunque en su momento se consideraba una decisión innovadora trabajar con un equipo indio en Mumbai, ahora entiende que su enfoque tenía fallas. Asegura que la visión externa que un occidental puede tener no es suficiente para narrar de manera justa y precisa la realidad cultural de otro país. Boyle comparte su deseo de que, de hacerse una nueva versión de Slumdog, debería ser dirigida por un cineasta joven de la India.
Boyle destaca la importancia de la reflexión crítica sobre la industria cinematográfica y el legado que dejan las producciones. Plantea que es esencial que los cineastas se humillen ante las culturas que representan y sean conscientes de cómo su trabajo puede influir en las percepciones y narrativas globales. La evolución de su pensamiento marca un cambio hacia una mayor inclusión y respeto por las voces locales en la narración de historias.
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