
La industria automotriz española se enfrenta a un desafío significativo debido a los nuevos aranceles impuestos por Estados Unidos, que alcanzan hasta el 25% para las importaciones de automóviles y sus componentes. Aunque España tiene un papel limitado en la exportación de vehículos a Estados Unidos, la mayoría de las piezas para la fabricación de coches en España provienen de México. Esto significa que un aumento en los aranceles podría afectar indirectamente a las empresas españolas.
A pesar de la preocupación por el impacto directo de estos aranceles sobre los vehículos, se estima que la industria de componentes para automóviles, que representa unos 25.600 millones de euros en exportaciones, será la más afectada. Estados Unidos es un mercado clave, aunque no el principal comprador de productos automotrices españoles, por lo que cualquier incremento en los costes podría forzar a las empresas a buscar alternativas más económicas.
El gobierno español, liderado por Pedro Sánchez, ha comenzado a responder al desafío, planeando la creación de un fondo de apoyo de 14.100 millones de euros para ayudar a los sectores más impactados. Esto incluye una línea de avales y un nuevo mecanismo para proteger empleos en la industria. Este enfoque busca asegurar la competitividad de España en un contexto económico cambiante, donde los aranceles de Trump podrían cambiar drásticamente el panorama para las empresas automovilísticas del país.