
En un contexto de creciente tensión comercial, China está considerando la posibilidad de prohibir películas estadounidenses como represalia a los aranceles del 50% anunciados por el presidente Donald Trump. Esta decisión, impulsada por una fuente vinculada al Partido Comunista Chino, responde a la escalada de las medidas arancelarias que amenazan con perjudicar severamente tanto a la industria cinematográfica como a otras áreas del comercio.
La recaudación que generan las películas americanas en China asciende aproximadamente al 3,5% del total del mercado cinematográfico chino, lo que convierte a este veto en una medida que podría impactar en grandes producciones. A su vez, la reacción del gobierno chino ha sido clara, calificando la estrategia de Trump como ‘chantaje’ y reafirmando su disposición a ‘luchar hasta el final’.
Los expertos advierten que, si la amenaza de aranceles se concretara, las pérdidas para las exportaciones chinas hacia Estados Unidos serían significativas, obligando al país a redirigir su enfoque comercial hacia Europa, que se perfila como el mercado más rentable en este escenario. La situación marca un momento crítico en las relaciones sino-estadounidenses, y el impacto de estas decisiones podría tener repercusiones duraderas en múltiples sectores.
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