Recientemente, China ha elevado los aranceles sobre las importaciones de Estados Unidos al increíble 125%. Esta decisión se produce en respuesta a un aumento progresivo de aranceles por parte de EEUU, que comenzó a aplicar incrementos el 2 y 8 de abril. Según el Ministerio de Economía chino, la situación actual ha llevado a que subir más los aranceles ya no tenga sentido económico, ya que la aceptación de productos estadounidenses en el mercado chino se ha convertido en un desafío casi inviable.
Expertos como Zhiwei Zhang han declarado que este es el fin de la escalada de tasas arancelarias bilaterales, sugiriendo que no tiene sentido continuar con aumentos adicionales. A pesar de la falta de intenciones inmediatas de negociar entre ambos países, Pekín ha manifestado que está abierto al diálogo, aunque en condiciones de igualdad. Esta situación podría generar una disrupción significativa en las cadenas de suministro globales.
Sin embargo, el sector primario estadounidense, especialmente los agricultores y ganaderos, podría ser el más afectado. Con China como el principal destino de exportación de soja, los nuevos aranceles impactan de manera directa en un comercio que representa una porción significativa de las exportaciones agrícolas de EEUU, lo que podría tener repercusiones en las relaciones comerciales y políticas entre ambos países en el futuro.
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