Recientes documentos han revelado que un alto funcionario del Departamento de Estado de EE.UU., Darren Beattie, estuvo detrás de un esfuerzo sin precedentes para recolectar comunicaciones internas sobre críticos de la administración Trump y figuras del derecho. Este intento, que algunos ven como una caza de brujas, solicitó registros de correos electrónicos y otros documentos sobre una amplia variedad de individuos y organizaciones relacionadas con la desinformación y la crítica política. Beattie, nombrado por Trump, argumentó que su objetivo era una ‘liberación similar a los archivos de Twitter’ para restablecer la confianza del público estadounidense.
Entre los nombres figuraban periodistas, exfuncionarios de ciberseguridad y críticos prominentes de derecha. La lista incluía a Bill Gates, Anne Applebaum, y hasta figuras controvertidas como Alex Jones. Esta solicitud despertó alarmas dentro del Departamento de Estado, donde empleados expresaron su preocupación sobre una posible violación de la privacidad y la seguridad de quienes figuran en la lista. Muchos empleados consideran que esta solicitud es altamente irregular y peligrosa, sugiriendo que podría dar lugar a represalias contra aquellos que se atreven a opinar en contra.
El contexto detrás de esta acción es aún más preocupante, ya que se asocia con el cierre de la oficina que antes se encargaba de contrarrestar la desinformación, dejando un vacío en la responsabilidad gubernamental ante las campañas de desinformación. Las repercusiones de estos intentos de transparencia selectiva, advierten los críticos, pueden resultar en un efecto paralizante sobre la libertad de expresión y el trabajo de quienes investigan la desinformación, lo cual es vital en una democracia saludable.
Leave a Reply