
Un alto funcionario del Departamento de Estado de EE.UU., Darren Beattie, ha desencadenado alarmas al buscar comunicaciones internas con periodistas y figuras críticas del gobierno. En un esfuerzo que muchos consideran una caza de brujas, Beattie ha solicitado registros que involucren a varios individuos y organizaciones, muchos de los cuales han sido objetivos históricos del ala política derecha. Este documento, que comenzó como una petición de búsqueda de correos electrónicos y documentos, ha desatado preocupaciones sobre la privacidad y la seguridad de los individuos afectados.
Beattie ha justificado sus acciones como parte de un esfuerzo por restaurar la confianza pública, en un gesto reminiscentes de los documentos de Twitter que se difundieron tras la compra de la plataforma por Elon Musk. Sin embargo, muchos observadores han expresado su preocupación acerca de la amplitud de la solicitud, que incluye keywords y nombres asociados con teorías de conspiración y grupos considerados radicales. La posibilidad de que estos documentos se usen para crear una narrativa selectiva en torno a la desinformación o incluso como una forma de represalia ha sido un punto focal de la angustia entre los miembros del Departamento de Estado.
La respuesta interna ha sido unánime, con varios empleados calificando la solicitud de Beattie como una violación de los protocolos establecidos y una amenaza a la libertad de prensa. El cierre reciente de la oficina de R/FIMI, que se encargaba de contrarrestar campañas de desinformación extranjera, y el desmantelamiento de este tipo de esfuerzos por parte del Departamento reflejan una tendencia preocupante en la política de transparencia en EE.UU. Muchos creen que este tipo de movimientos solo servirán para silenciar las voces críticas y dejar a los ciudadanos en la oscuridad sobre la verdad detrás de las acciones gubernamentales.