
Rubby Pérez, reconocido como una de las grandes voces del merengue en América Latina, falleció trágicamente durante un espectáculo en la discoteca Jet Set de Santo Domingo, en el que se encontraba interpretando su famoso tema Color de Rosa. Su inesperada partida ha dejado un vacío inmenso en la música latina, generando una gran conmoción entre sus admiradores y seguidores a nivel mundial.
Nacido en Bajos de Haina en 1956, Pérez había soñado con ser beisbolista hasta que un accidente cambió el rumbo de su vida, llevándolo a la música. Su carrera despegó en los años 80 al unirse a la orquesta de Fernando Villalona y posteriormente a Wilfrido Vargas, donde dejó su marca con éxitos que lo catapultaron al estrellato. También destacó como solista, logrando numerosos reconocimientos y dejando un legado que trasciende fronteras.
La música de Rubby Pérez no solo encantó a sus fans, sino que también se caracterizó por su compromiso social, siendo reconocido por su labor humanitaria. Su legado perdurará en el corazón de quienes lo escucharon y lo admiraron, y su repentina muerte ha sido catalogada como una verdadera tragedia en el ámbito musical, ya que se encontraba en el cenit de una carrera brillante mientras animaba a su público con alegría y pasión.