
Los bonos del Tesoro estadounidense, considerados traditionally como el activo más seguro, están enfrentando una crisis sin precedentes. Con rendimientos que superan el 4.5% en el bono a diez años, se cuestiona su papel como refugio en tiempos de incertidumbre económica. Esta situación no solo afecta a los Estados Unidos, sino que también tiene potenciales repercusiones en Europa, especialmente en el contexto de la guerra comercial intensificada por la administración de Trump.
La reciente venta masiva de bonos ha generado un círculo vicioso donde la confianza de los inversores está en juego. Mientras que el rendimiento del bono a diez años ha aumentado notablemente en poco tiempo, se teme que esto genere un efecto dominó que eleve las primas de riesgo en Europa, encareciendo la financiación para gobiernos y empresas, incluido en el caso específico de España.
Ante esta crisis, el papel de los bancos centrales será crucial. La Reserva Federal podría verse obligada a tomar medidas drásticas como recortes de emergencia en los tipos de interés. Si estas acciones no son efectivas, podríamos enfrentar un encarecimiento del crédito y la posibilidad de una recesión global, justo cuando la economía parecía estar en recuperación. La situación es alarmante y presenta un escenario desafiante para la estabilidad financiera a nivel mundial.