
La reciente coronación de Fátima Bosch como Miss Universo 2025 ha provocado una intensa controversia al revelarse presuntas irregularidades en el proceso. Rumores de corrupción y vínculos políticos han emergido en el contexto de la competencia, provocando un intenso debate en medios y redes sociales. Alas acusaciones se centran en la supuesta influencia del gobierno de la ‘4T’ y la empresa estatal Petróleos Mexicanos (Pemex), vinculándolas con el resultado del certamen.
El periodista Carlos Loret de Mola fue quien encendió la llama de este escándalo al señalar que Pemex había adjudicado contratos millonarios a la empresa responsable del concurso, sugiriendo un posible conflicto de interés debido a los lazos familiares de Bosch con uno de los directores. Estas revelaciones han llevado a una serie de renuncias y fricciones dentro del panel de jueces, quienes han expresado presiones externas para favorecer a la candidata mexicana.
A medida que las acusaciones se intensifican, figuras políticas cercanas al triunfo de Bosch se felicitan mientras su desempeño en el certamen es minimizado por las controversias. Se teme que esta situación convierta la victoria de Fátima Bosch de una celebración en un debate nacional en torno a la transparencia y legitimidad de los certámenes de belleza en México, así como a la influencia del poder político en el espectáculo mediático.