
El certamen Miss Universo 2025, realizado en Tailandia, dejó a muchos sorprendidos con el resultado, especialmente tras el desempeño de Nadia Mejía, la representante de Ecuador, quien no logró avanzar al Top 30. Su actuación fue observada con atención, pero el eco de las controversias que rodearon a la ganadora, Fátima Bosch de México, generó debates sobre el peso de la polémica en el concurso de belleza. A pesar de ser objeto de atención, la corona se escapó nuevamente para Ecuador, lo que dejó a los missólogos en un estado de reflexión sobre la influencia de situaciones ajenas y la percepción del público en estos certámenes.
La victoria de Bosch no solo se vio opacada por los abucheos en su coronación, sino que también estuvo marcada por un escándalo previo en el que se vio involucrada. Un cruce de palabras con Nawat Itsaragrisil, el director de Miss Universo Tailandia, provocó una reacción en cadena que culminó en disculpas públicas. Este incidente resaltó la importancia de alzar la voz ante situaciones de discriminación, un mensaje respaldado incluso por la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum. La controversia rodeó a Bosch, y los expertos sugieren que su notoriedad podría haber influido positivamente en su camino hacia la victoria.
La percepción sobre lo que se espera de las candidatas ha evolucionado, enfocándose no solo en la belleza, sino también en el empoderamiento y la inteligencia de las participantes. Los missólogos han concordado en que la polémica de Bosch la colocó en el ojo público de manera sorprendente, haciendo eco de su personalidad y su capacidad para enfrentar adversidades. El resultado de este concurso ha dejado abierta la discusión sobre si las controversias realmente benefician o perjudican en la búsqueda de la corona, abriendo la puerta a nuevas dinámicas en los concursos de belleza en el futuro.