
El 8 de noviembre, Quito se paralizó ante la llegada de Shakira, quien reunió a miles de seguidores provenientes de diferentes provincias. La expectativa por su concierto, que promete mezclar clásicos y éxitos recientes, inunda la ciudad con una energía palpable. Desde temprano, los fanáticos comenzaron a congregarse en los aledaños del Estadio Olímpico Atahualpa, donde se llevará a cabo el evento.
Con la apertura de puertas a las 16:30, cientos de personas formaron largas filas que se extendían por varias cuadras. A pesar de la variedad de boletos, todos los asistentes compartían la misma emoción, creando un ambiente vibrante típico de los conciertos de grandes artistas. Las camisetas moradas y las bandanas del tour adornaban las calles de la ciudad mientras vendedores ambulantes ofrecían recuerdos del evento.
La llegada de Shakira a Quito representa la culminación de más de tres décadas de carrera, y su capacidad para convocar multitudes sigue intacta. Lo que promete ser una noche memorable deja a todos los fanáticos con una mezcla de ansiedad y euforia, listos para disfrutar de un espectáculo que será recordado por mucho tiempo.