A más de un año de enfrentar una crisis de apagones, Ecuador muestra una cara de estabilidad en su producción eléctrica. A pesar de esta normalidad, persisten preocupaciones sobre la dependencia de la generación hidroeléctrica, que sigue siendo la columna vertebral de la matriz energética del país. En la actualidad, la producción total de energía alcanza los 63,654 megavatios-hora, de los cuales el 88.8% proviene de fuentes hidroeléctricas. Sin embargo, este sistema se mantiene vulnerable ante posibles sequías, lo que genera inquietudes sobre su resiliencia a largo plazo.
La situación actual revela que aunque la capacidad de generación hidroeléctrica satisface la demanda, la falta de diversificación en las fuentes de energía sigue siendo una tarea pendiente. La crisis de apagones de 2024 recordó a Ecuador los peligros de depender excesivamente de la energía hidráulica. Aunque la generación térmica actúa como respaldo, su uso es costoso y contaminante, lo que plantea la necesidad urgente de invertir en energías renovables no convencionales, como la solar y la eólica.
Con la demanda eléctrica concentrada en ciertas regiones del país y evidenciando la densidad poblacional, el sistema actual opera bajo un aparente equilibrio entre oferta y demanda. Sin embargo, la baja participación de energías alternativas debe ser abordada para evitar futuros escenarios críticos. La implementación de proyectos de diversificación es esencial para construir un sistema eléctrico más seguro y menos expuesto a las variaciones climáticas, asegurando así una fuente de energía sostenible y confiable para los ecuatorianos.
