
Una intensa marcha comenzó en Quito, liderada por la Conaie y otras organizaciones sociales, en protesta por la eliminación del subsidio del diésel. La movilización, que inició alrededor de las 11h00, tenía como objetivo llegar al parque El Arbolito, pero desde el comienzo los manifestantes se encontraron con la oposición de la fuerza pública, que lanzó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud.
Los manifestantes, determinados a avanzar, tomaron rutas alternativas evitando la represión policial, mientras que se reportaron incidentes de quema de neumáticos y el despliegue de vehículos antimotines. La situación en Quito se tornó caótica, con la presencia de más de 7.000 efectivos policiales y militares en la ciudad, después de que el líder indígena Marlon Vargas advirtiese sobre la intención de ocupar la capital durante el feriado nacional.
Los cierres viales por las protestas afectaron a varias ciudades de la Sierra, mientras que en la Costa las carreteras funcionaban plenamente. Los puntos de bloqueo eran numerosos, afectando la circulación en rutas clave, mostrando una creciente tensión entre los manifestantes y el Gobierno de Daniel Noboa que busca controlar la situación.