
La emblemática banda de cumbia peruana, Agua Marina, vivió una noche trágica el 8 de octubre durante un concierto en el Círculo Militar de Chorrillos, Lima. Un violento ataque armado dejó cinco personas heridas, lo que ha desatado una ola de indignación y preocupación en el país. Según informes preliminares, se realizaron al menos 25 disparos desde el exterior del recinto, impactando en la pantalla principal del escenario y causando lesiones a varios miembros de la banda, así como a un vendedor de bebidas que se encontraba en el evento.
Los heridos, entre ellos el animador Wilson Ruiz y los fundadores Luis y Manuel Quiroga, fueron trasladados a diferentes hospitales donde se reportan estables. Este ataque ha abierto un fuerte debate sobre la seguridad en los espectáculos públicos en Perú y las preocupaciones sobre la violencia en el país. La Fiscalía ha comenzado una investigación, sin embargo, el evento no contaba con los permisos de seguridad necesarios, lo que llevó a la Policía Nacional a ser ignorada e indefensa frente a este grave suceso.
El evento ha provocado una resonancia significativa en el gremio musical, donde artistas y agrupaciones han expresado su rechazo a la violencia y han exigido mejores medidas de seguridad en eventos similares. Con el Ministerio del Interior reconociendo que el concierto no contaba con las garantías adecuadas, el llamado a una revisión de protocolos de seguridad se hace más urgente que nunca, haciendo eco en la voz de la sociedad civil que busca proteger el derecho a disfrutar de la música sin temor.