Una ballena de aproximadamente 14 metros, varada en la isla Jambelí desde el 21 de agosto, ha encendido alarmas ambientales y sanitarias. Los residentes y turistas están preocupados por el avanzado estado de descomposición del animal, que podría causar enfermedades y contaminar el entorno. El cetáceo, que se presume murió atrapado en un cabo, no ha sido retirado ni enterrado, lo que genera un olor nauseabundo que ahuyenta a los visitantes.
Las autoridades han sido criticadas por su falta de acción institucional frente a esta emergencia. A pesar de que organismos estatales son responsables de la disposición de cetáceos, hasta el momento, no se ha emitido un pronunciamiento oficial sobre las medidas a tomar. La situación ha llevado a la comunidad a temer por su salud y la reputación turística del lugar, apelando a una respuesta inmediata para evitar un desastre mayor.
Expertos advierten que la presencia de un mamífero en descomposición puede tener múltiples efectos adversos, incluyendo contaminación del agua y riesgos de enfermedades zoonóticas. La isla Jambelí, un popular destino turístico, enfrenta un peligro inminente si no se toma acción para gestionar esta situación. Los habitantes han solicitado a las autoridades una intervención urgente para garantizar la salud de la población y la preservación del medio ambiente local.
