
Willem Dafoe, conocido por su papel en la controvertida película La Última Tentación de Cristo, expresó su asombro ante el intenso escándalo que la rodeó en 1988. El actor compartió que muchas personas protestaron sin haber visto la película, lo que llevó a una importante controversia sobre su contenido. Dafoe insinuó que el filme, que exploraba aspectos provocativos de la vida de Jesús, fue demasiado escandaloso para el público de la época.
Durante una reciente charla en el Festival de Cine de Sarajevo, Dafoe reflexionó sobre cómo el escándalo eventualmente se convirtió en un tema relacionado con la comunidad judía en Hollywood. Según él, la crítica no provino tanto de la Iglesia Católica, sino de sectores fundamentalistas en América. La película, que se atrevió a retratar a Jesús como un hombre común, enfrentó protestas que rápidamente adquirieron connotaciones antisemitas, sorprendiendo a Dafoe por el rumbo que tomaron las cosas.
El relato de la vida de Jesús en la película, que incluía elementos tabú como relaciones sexuales y dudas sobre su misión, contribuyó a la incomprensión y el rechazo. Dafoe se mostró frustrado por la falta de aprecio hacia un filme que buscaba abordar la naturaleza de la fe en un momento de violencia y pornografía en el cine. Este enfoque introspectivo llevó a que la oposición se volviera mucho más compleja y multifacética de lo que él había anticipado.