
Rachel Frederickson, ganadora de la temporada 15 de The Biggest Loser, sorprendió a todos al perder casi el 60% de su peso corporal. Su transformación de 260 a 105 libras generó tanto fascinación como preocupación, especialmente por sus implicaciones de salud. A pesar de su éxito en el programa, muchos expertos y espectadores expresaron inquietud sobre el impacto de tal pérdida de peso tan drástica en su salud a largo plazo.
Frederickson, que había sido una campeona estatal de natación, ha compartido que su lucha con el peso comenzó mientras seguía a su novio de la escuela secundaria en Alemania. Después de su victoria en The Biggest Loser, ella defendió su proceso diciendo que había sido saludable, aunque los estándares mostraban que su índice de masa corporal la clasificaba como insuficiente. Esta controversia acerca de la salud en el programa ha persistido a través de los años, planteando cuestiones sobre la adecuación de las prácticas del programa.
Actualmente, Rachel ha encontrado un nuevo equilibrio en su vida. Según informes, ha trabajado en varias áreas, incluyendo en Whole Foods y más recientemente como gerente de análisis en Land O’Lakes. Frederickson ha mencionado que ha ganado peso desde el programa, sintiéndose en su ‘peso perfecto’. Su historia ha sido objeto de análisis en el documental Fit for TV, que examina la complejidad y legados de The Biggest Loser.