
Recientemente, Estados Unidos ha solicitado a Ecuador aceptar migrantes deportados que no poseen la nacionalidad ecuatoriana. Esta solicitud se basa en acuerdos de deportación que buscan repartir la responsabilidad migratoria entre distintas naciones. A través de la figura del ‘tercer país seguro’, se permite que los países designados tramiten solicitudes de asilo de personas que no pueden regresar a su país de origen.
El enfoque adoptado por la administración estadounidense se enmarca dentro de una estrategia más amplia que implica la colaboración con otros países de América Latina y África. Ya hay al menos doce naciones que están discutiendo o han acordado recibir migrantes no ciudadanos. Este modelo busca mitigar la presión sobre el sistema migratorio estadounidense y facilitar una rápida expulsión de quienes no tienen derecho a permanecer en el país.
Además de Ecuador, se están realizando negociaciones con España y otras naciones que podrían unirse a este esquema de deportaciones. El Departamento de Estado de Estados Unidos subraya que estas medidas son parte de un esfuerzo por gestionar mejor los flujos migratorios y proteger tanto a la población estadounidense como a quienes enfrentan situaciones complicadas en sus países de origen. La Corte Suprema de EE.UU. ha dado respaldo a la implementación de estos procesos, permitiendo tiempos de respuesta más rápidos y mínimas notificaciones.