Ozzy Osbourne, conocido como el Príncipe del Mal, falleció el 23 de julio de 2025 a los 76 años. Durante su carrera marcada por la controversia, acumuló una serie de momentos excéntricos que sorprendieron a sus fanáticos y críticos por igual. Desde su época como vocalista de Black Sabbath hasta su exitosa carrera en solitario, sus travesuras han dejado una huella imborrable en la historia del rock.
Uno de los incidentes más icónicos ocurrió en 1982, cuando Ozzy mordió la cabeza de un murciélago en pleno concierto, creyendo que era un juguete de plástico. Este acto lo llevó al hospital para recibir la vacuna contra la rabia. Otros momentos notables incluyen su arresto por orinar en el monumento del Álamo, lo que demostró su naturaleza desafiante y su relación poco convencional con las normas sociales.
Además, Ozzy protagonizó un encuentro absurdo con Mötley Crüe, donde inhaló hormigas y lamió su propia orina, estableciendo un nuevo estándar de locura en el rock. Su legado excéntrico y su estilo de vida han contribuido a su fama, convirtiéndolo en un ícono del heavy metal y un personaje memorable en la cultura popular.
