La historia de The Running Man, la película de 1987 protagonizada por Arnold Schwarzenegger, tiene un giro inesperado. El productor original de la película no sabía que la obra fue escrita por Stephen King bajo su seudónimo Richard Bachman hasta que tuvo que adquirir los derechos. Este detalle sorprendente revela cómo algunas de las obras más icónicas pueden permanecer en la sombra de la fama del autor por un tiempo.
The Running Man fue publicado por primera vez en 1982, y King optó por utilizar el seudónimo Bachman para evitar la saturación del mercado y permitir que sus obras fueran juzgadas por su propio mérito. Este enfoque le dio la oportunidad de explorar temas diversos y experimentar con diferentes estilos de narración sin la presión de su nombre. A medida que la fama de King crecía, decisiones como estas lo ayudaron a diversificar su creatividad.
A pesar de que la película de 1987 conserva algunos elementos del libro original, fue adaptada de una manera que la hizo más accesible y comercial. Las diferencias en el tono y la narrativa fueron significativas, y aunque el nombre de King aparece en los créditos, la esencia del relato de Bachman sigue siendo un aspecto fascinante que ha resurgido en la conversación, particularmente con el próximo remake que promete mantener una conexión más cercana con el material original.
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