
El final de la segunda temporada de ‘The Walking Dead: Dead City’ sorprendió a los fans al revivir uno de los momentos más infames de la franquicia. Negan, interpretado por Jeffrey Dean Morgan, se enfrenta nuevamente a la temida decisión del ‘eeny-meeny-miny-moe’, un juego mortal que determina quién vive y quién muere. Esta vez, el destino de Bruegel y Armstrong está en juego, llevando la brutalidad y la tensión a niveles inesperados.
Durante una escena intensa, Negan decide sacrificar a Bruegel, utilizando un método brutal en el proceso. Sin embargo, en un giro inesperado, Maggie, quien busca venganza por la muerte de su esposo, se enfrenta a Negan. Cuando la situación se complica y Ginny se convierte en un zombie, Maggie se ve obligada a entregar el cuchillo a Negan para terminar con la joven, lo que provoca una reflexión sobre sus propias luchas internas y la redención.
El final de temporada culmina con una poderosa declaración de Maggie y Negan sobre la necesidad de avanzar juntos tras los traumas del pasado. Este momento marca un significativo cambio en su relación, sugiriendo una posible reconciliación en el futuro. El viaje emocional entre estos personajes ha transformado sus dinámicas, dejando a los espectadores ansiosos por saber qué les depara la próxima temporada.