En 2019, Karen Hao, reportera senior de MIT Technology Review, se adentró en la era de OpenAI, una compañía que prometía revolucionar la inteligencia artificial. Su historia comenzó con una serie de acontecimientos sorprendentes que revelaron cómo OpenAI se había alejado de su misión original. A través de una investigación exhaustiva, Hao dejó en claro que la empresa, a pesar de su promesa de transparencia, se encontraba en medio de un cambio drástico hacia la comercialización y la búsqueda de asociaciones estratégicas, lo que generó preocupación y controversia dentro de la comunidad tecnológica.
A medida que OpenAI alcanzaba nuevos hitos, incluyendo una asociación crucial con Microsoft y el nombramiento de Sam Altman como CEO, el enfoque del laboratorio pasó de ser un centro de investigación sin fines de lucro a convertirse en un competidor en el mercado saturado de la inteligencia artificial. Esta transición provocó debates sobre su compromiso ético y la manera en que beneficiaría a la humanidad. OpenAI, en la búsqueda de alcanzar la denominada inteligencia general artificial (AGI), transformó la dinámica de su misión original, llevando a cuestionamientos sobre la supervisión y responsabilidad en el desarrollo de tecnologías potencialmente disruptivas.
El impacto de estas decisiones no solo se sintió internamente, sino también en la percepción pública. La creciente presión y el debate sobre las implicaciones éticas del AGI llevaron a la creación de un ambiente donde las filtraciones y críticas se volvieron frecuentes. Hao publicó un artículo que destacó la disonancia entre lo que OpenAI proclamaba y cómo funcionaba realmente, desatando la ira de la empresa. Con el tiempo, su trabajo culminó en un libro que explora las tensiones de OpenAI y sus ambiciones en un contexto global en rápida evolución, planteando preguntas cruciales sobre el futuro de la inteligencia artificial y su efecto en la sociedad.
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